Felicidades mi amor; te adoro.
Idaira de mi vida, de mi corazón, de mi alma y de mi ser. Hoy es tu cumpleaños, tu quince cumpleaños. Que ya eres una quinceañera hecha y derecha. y ya estás madurando (o eso espero).
Imposible es caminar sin un destino, imposible es intentar volver atrás, imposible es no tentar a la suerte una vez más, imposible es un principio si se ve el final, imposible es ignorarte.
Idaira de mi vida, de mi corazón, de mi alma y de mi ser. Hoy es tu cumpleaños, tu quince cumpleaños. Que ya eres una quinceañera hecha y derecha. y ya estás madurando (o eso espero).
Es curioso cómo las personas enmarcamos nuestras vidas, los puntos de referencia que eligen para decidir qué momento es más importante que cualquier otro. Pues la vida está hecha de ellos. Me gusta pensar que los mejores están en mi mente, que fluyen por mi sangre en su propio banco de memoria para que no los vea nadie más que yo.
Soy una persona del montón. Ni gorda ni flaca; hago ejercicio un par de veces por semana. No me paso ni me quedo corta. Ni obsesionada ni adicta a nada. No soy extrovertida ni tímida, sino un poco de cada, en función del humor que tenga, según la ocasión. Disfruto con lo que hago. Muchas veces me aburro y demasiadas me quejo. No espero demasiado y nunca me decepciono mucho. No me siento importante ni tampoco invisible; recibo la atención justa. Nada espectacular aunque a veces especial.
Te tengo a tan sólo dos centímetros y parece que estés a mil y un kilómetros de distancia, te rozo y es como caerme por un precipicio porque no tengo el valor de decirte todo lo que significas para mí y todas las cosas que quiero vivir contigo. Y te quiero, ¡qué coño! Te amo, y no sé que haré sin ti si algún día me faltas. Eres el único que me hace sacar una sonrisa cuando estoy hundida y el único para el que todos esos defectos sólo son simples características.