No me iré sin decirte adónde voy
Me había embarcado en un juego del que no conocía ni las reglas ni la finalidad. Única incertidumbre: no podía sustraerme. Era la regla del juego y yo había sido lo bastante loca como para aceptarla.
Imposible es caminar sin un destino, imposible es intentar volver atrás, imposible es no tentar a la suerte una vez más, imposible es un principio si se ve el final, imposible es ignorarte.
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